Los médicos o enfermeros de atención primaria recetan medicamentos para el dolor en diversos casos durante el tratamiento contra el cáncer pediátrico. Por ejemplo, puede que los pacientes reciban medicamentos durante ciertos procedimientos médicos o para el dolor que es un efecto secundario del tratamiento para el cáncer.
Para casos de dolor prolongado (crónico), es muy probable que el equipo médico lo recomiende. Los objetivos principales de todo plan de tratamiento del dolor son el bienestar, la función y la calidad de vida en general.
Las clínicas oncológicas pediátricas suelen ofrecer diversas opciones para el tratamiento del dolor para procedimientos potencialmente dolorosos, tales como un pinchazo de aguja o procedimientos más complejos, como una aspiración de médula ósea o una punción lumbar. Durante los procedimientos quirúrgicos los pacientes reciben medicamentos para el dolor o anestesia.
Algunos medicamentos para tratar el dolor son:
El dolor agudo aparece rápidamente y tiene una causa específica; por ejemplo, un procedimiento quirúrgico. Cuando se decide qué medicamento usar, los médicos consideran diversos factores, como la causa del dolor, el nivel de dolor y el grado en que repercute en la habilidad del paciente para desempeñarse en la vida cotidiana.
Por lo general, el dolor se clasifica en dolor relacionado con los tejidos o dolor relacionado con los nervios.
Para el dolor leve, puede que los médicos administren paracetamol o medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE), como ibuprofeno o naproxeno.
Otros AINE que se pueden recetar son celecoxib, trisalicilato de colina y magnesio y ketorolaco. Sin embargo, nunca se administran los AINE junto con determinados medicamentos de quimioterapia, como una dosis alta de metotrexato. No debe usarse el trisalicilato de colina y magnesio en casos de síndromes virales, supuestos o confirmados, debido a la asociación con el síndrome de Reye.
Para el dolor moderado, puede que los médicos receten opioides, como la codeína, la oxicodona y la hidrocodona.
Para los dolores más intensos, puede que los médicos receten morfina, un opioide. Cuando se espera que aparezcan dolores prolongados, puede que se les recomiende a los pacientes el sistema de analgesia controlada por el paciente (ACP). Este método permite a los pacientes, o en algunos casos a sus padres, controlar la dosis de medicamentos para el dolor.
Para el dolor relacionado con los nervios, puede que se receten medicamentos como la gabapentina, un anticonvulsivo, y la amitriptilina, un antidepresivo. En algunos casos, puede que los médicos receten corticoides.
Las opciones de administración de los medicamentos para el dolor que tienen los pacientes son:
Un bloqueo nervioso es otra opción terapéutica. Es la inyección de un anestésico local o de un medicamento en un nervio o alrededor de este para bloquear el dolor. Los bloqueos nerviosos ayudan a controlar el dolor que no puede controlarse con otros métodos.
Puede que los pacientes reciban medicamentos para el dolor en el hospital o en sus casas.
Las familias suelen tener miedo a las adicciones a los medicamentos para el dolor; por ejemplo, a los opioides; pero no existen evidencias de que niños se hayan vuelto adictos al recibir un tratamiento contra el cáncer. Las familias pueden hablar sobre cualquier inquietud con el equipo médico.
—
Revisado: Junio de 2018