La tomografía computarizada (TC), también conocida como escaneo por tomografía computarizada o tomografía axial computarizada (TAC), es una prueba que genera imágenes detalladas del interior del cuerpo por medio de computadoras y rayos X. En el cáncer pediátrico, las TC pueden usarse para ayudar a diagnosticar un tumor, proporcionar información acerca del estadio de un cáncer, analizar la respuesta a un tratamiento, guiar los procedimientos, como las biopsias, y ayudar a planificar tratamientos de radiación.
Durante una TC, se toman múltiples imágenes desde diferentes ángulos, generalmente en un lapso muy corto, mientras se examina la parte del cuerpo (como la cabeza, el pecho, el abdomen o el cuerpo entero). Las imágenes transversales pueden verse en un monitor de una computadora, imprimirse en una lámina, o transferirse a un CD o DVD. Pueden reformatearse en planos múltiples y generar imágenes en tres dimensiones.
Cada centro pediátrico tiene su propia forma de llevar a cabo sus procedimientos, pero generalmente el paciente puede esperar que ocurra lo siguiente:
Las TC de los órganos internos, los huesos, los tejidos blandos y los vasos sanguíneos proporcionan imágenes más detalladas que los rayos X tradicionales, especialmente de los tejidos blandos y los vasos sanguíneos. Las imágenes transversales generadas durante una TC pueden reformatearse en múltiples planos y generar imágenes en tres dimensiones. Los escaneos brindan a los médicos una gran cantidad de información que ayuda en el diagnóstico y tratamiento contra cáncer en los niños.
Las TC usan una pequeña cantidad de radiación que se ajusta según la edad y la contextura del niño. La mayoría de los centros cuentan con estrategias complejas para reducir la dosis de radiación, que están diseñadas especificamente para el caso de cada niño.
La exposición a la radiación de la TC afecta a los niños y a los adultos de maneras diferentes. Los niños son más sensibles a la radiación debido a que sus cuerpos están en crecimiento y a la rapidez con que sus células se dividen. Además, tienen una mayor esperanza de vida que los adultos, por lo tanto los efectos secundarios relacionados con la radiación tienen más tiempo para desarrollarse, incluyendo una pequeña probabilidad de que aparezca un cáncer. El riesgo de por vida de que aparezca un cáncer por someterse una sola vez a una TC es bajo: alrededor de 1 caso de cada 10.000 exámenes en niños, según los Institutos Nacionales de Salud. El riesgo es mayor cuando se llevan a cabo múltiples TC.
Tres preguntas clave que los padres pueden hacer a los proveedores de atención médica respecto a la seguridad radiológica:
Según los expertos, si la TC es médicamente necesaria, los beneficios superan la exposición mínima a la radiación que suponga un riesgo a largo plazo.
Si tiene preguntas acerca de la seguridad de la TC, consulte a su médico.
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Revisado: Junio de 2018