El tratamiento del cáncer infantil comienza con el diagnóstico.
El diagnóstico del cáncer infantil es una búsqueda de información, como un detective que resuelve un misterio. El equipo de atención debe reunir pistas para saber cómo tratar el caso de cáncer de cada niño de la mejor manera.
Las herramientas que usa el equipo incluyen, antecedentes médicos, pruebas de laboratorio y pruebas por imágenes. Las computadoras de gran potencia y la tecnología avanzada permiten que los médicos conozcan las características genéticas y celulares de cada tipo de cáncer. Las pruebas por imágenes muestran cómo se ve y cómo se comporta el cáncer en el cuerpo.
La información cuenta una historia. Revela el tipo de cáncer, qué tan agresivo es, si se diseminó a otras partes del cuerpo y qué probabilidades tiene de responder a diferentes tratamientos.
Los médicos de los centros oncológicos pediátricos utilizan esta información para desarrollar un plan de tratamiento individual. Este plan puede incluir quimioterapia, cirugía, radioterapia, terapia dirigida o inmunoterapia.
Algunas familias eligen participar en un ensayo clínico para ayudar a los doctores a recolectar información sobre nuevos tratamientos.
Cada terapia produce determinados efectos secundarios. El equipo de atención tratará estos efectos junto con el cáncer propiamente dicho.
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