La prueba de rayos X es un examen que utiliza una pequeña cantidad de radiación para producir una imagen de las estructuras internas del cuerpo.
Las imágenes creadas a partir de los rayos X muestran diferentes partes del cuerpo en distintas tonalidades de blanco y negro, según la cantidad de radiación que absorbe un determinado tejido. El calcio de los huesos absorbe la mayor cantidad de rayos X, por esto los huesos se ven blancos. La grasa y otros tejidos blandos absorben menor cantidad, por esto se ven grises. El aire es el que menos absorbe, por está razón los pulmones se ven negros.
Las personas están expuestas a la radiación todos los días en el entorno habitual. La cantidad de radiación administrada durante los rayos X es muy pequeña. Los beneficios médicos de los rayos X superan claramente la pequeña cantidad de exposición a la radiación. Se pueden usar protectores de plomo (como delantales o protectores de tiroides) para proteger diferentes partes del cuerpo.
Los radiólogos son médicos capacitados específicamente para analizar las pruebas de diagnóstico por imágenes y se encargan de revisar y analizar los rayos X.
Los rayos X pueden mostrar evidencia de cáncer, infecciones, fracturas de hueso y anormalidades, por lo que se usan durante el diagnóstico para capturar una imagen del cáncer inicial. Los médicos pueden usar esas imágenes como referencia para medir la respuesta al tratamiento.
Durante el tratamiento, es posible que se usen los rayos X para monitorear la respuesta del niño al tratamiento contra el cáncer y para identificar problemas que pueden surgir durante la terapia.
Después de que los pacientes terminen su tratamiento, es posible que les tomen rayos X para asegurarse que el cáncer permanezca en remisión.
Los sobrevivientes de cáncer corren el riesgo de desarrollar otros cánceres y problemas de salud, por lo tanto deben realizarse pruebas de diagnóstico por imágenes regulares, que pueden incluir rayos X, para monitorear su estado de salud. Las pruebas realizadas con regularidad ayudarán a detectar problemas a tiempo, cuando probablemente sean más fáciles de tratar.
Durante el examen, una máquina de rayos X envía un haz de radiación a una determinada parte del cuerpo y la imagen queda registrada en una computadora o lámina especial. Se le pedirá al paciente que se ponga de pie, se siente o se recueste en la camilla dependiendo del tipo de máquina que se esté usando. El técnico de rayos X ubicará al paciente en una determinada postura para obtener una visualización lo más clara posible y luego tomará la imagen. El paciente debe permanecer quieto y es posible que deba contener la respiración porque cualquier movimiento podrá provocar que las imágenes de rayos X se vean borrosas. Es posible que el técnico ayude al paciente a cambiar de postura para obtener imágenes de rayos X adicionales.
La prueba de rayos X no es dolorosa, pero requiere que el paciente permanezca quieto durante unos segundos para obtener una imagen nítida. Hable con su hijo acerca de lo importante que es no moverse durante la prueba. Es posible que se permita que los padres ingresen a la sala durante la toma de imágenes de rayos X para que ayuden y tranquilicen al paciente. Si el niño está incómodo, los padres deben informarle al técnico.
Es importante que cualquier persona que se encuentre en la sala de rayos X (paciente o padre/madre) le informe al personal acerca de un embarazo, ya que existe riesgo de daño al feto.
Es posible que se le pida al paciente que se quite las joyas, relojes o lentes y que deba usar una bata de hospital.
Para algunas pruebas de rayos X, es necesario ingerir o inyectarse un medio de contraste (como yodo o bario) para obtener mejores detalles en las imágenes. Si su hijo alguna vez ha sufrido alguna reacción a un medio de contraste de rayos X, infórmele al técnico o a un miembro de su equipo de atención clínica.
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Revisado: Junio de 2018