Cuando los pacientes con cáncer infantil presentan fiebre o algunos otros síntomas de infección, esto puede ser un indicio de una enfermedad que pone en riesgo la vida. Los proveedores de atención médica necesitan obtener información sobre qué está provocando los síntomas, de modo que el paciente pueda recibir tratamiento lo más rápido posible.
Es probable que se haga un cultivo de sangre para ayudar a encontrar la causa de la infección.
El cuerpo presenta fiebre porque su temperatura aumenta a medida que trata de defenderse de la invasión de microorganismos como bacterias, hongos o virus. Puede que el paciente presente otros síntomas, como escalofríos, fatiga y dolores en el cuerpo.
A menudo, el sistema inmunitario de los pacientes que tienen cáncer infantil no puede defenderse bien de las infecciones. Es posible que el sistema inmunitario no funcione adecuadamente porque los glóbulos blancos, que combaten las infecciones, fueron destruidos por la quimioterapia y la radiación. Puede que los pacientes con cáncer en la sangre y la médula ósea (leucemia y linfoma) no produzcan la cantidad suficiente de estas células o que estas células tengan un funcionamiento deficiente.
Las infecciones de la sangre son graves y deben tratarse de inmediato, por lo general, en el hospital. La sepsis es una complicación que puede poner en peligro la vida, en especial en aquellos pacientes cuyos sistemas inmunitarios están debilitados.
La información que proviene de los cultivos de sangre puede ayudar al médico a decidir durante cuánto tiempo debe administrar antibióticos y qué antibióticos son los más efectivos para la infección del paciente.
En general, se realizan cultivos de sangre cada vez que un paciente con cáncer infantil tiene fiebre.
El cultivo de sangre requiere muestras de sangre.
No se necesita una preparación especial para el cultivo de sangre. Es probable que se necesite un pinchazo de aguja. Algunos niños le temen a las agujas, por lo que quizás sus padres deban consolarlos o distraerlos durante el procedimiento. Los especialistas en vida infantil también pueden ayudar y asistir a los niños.
La muestra de sangre se envía a un laboratorio de análisis clínicos, donde será sometida a distintas técnicas para mejorar la detección de cualquier microorganismo que pueda haber. Después de un periodo de 24 a 48 horas (o, en algunos casos, más tiempo), los técnicos de laboratorio pueden examinar el material en el microscopio para detectar e identificar cualquier bacteria u hongo que haya. No todos los cultivos de sangre con resultado positivo significan que hay una infección de la sangre. A pesar de los esfuerzos para evitarlo, a veces las bacterias o los hongos ingresan al frasco a través de la piel o el dispositivo de acceso venoso del paciente. Esto se denomina contaminación del cultivo de sangre y puede dar lugar a confusión. Los médicos pueden usar datos sobre el estado clínico del paciente y los resultados de los análisis de laboratorio para tratar de distinguir la diferencia.
El personal del laboratorio también puede hacer pruebas para determinar los tratamientos antimicrobianos más efectivos. Los resultados de estos análisis pueden demorar algunos días o incluso más tiempo.
El médico del paciente comunicará los resultados de los análisis con la familia y trabajará con ella para crear un plan de tratamiento, en caso de que sí haya infección.
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Revisado: Junio de 2018