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Obtenga más informaciónA menudo, el tratamiento contra el cáncer infantil requiere transfusiones de sangre y productos sanguíneos. Durante muchos años, a los donantes de sangre se les han hecho pruebas de detección de rutina para verificar que no sean portadores de virus dañinos, como los de la hepatitis B y la hepatitis C. Estos virus se propagan a través de la sangre. Sin embargo, las personas que recibieron sangre o productos sanguíneos antes de que se establecieran las pruebas de detección pueden presentar riesgo de desarrollar hepatitis, una infección del hígado.
En los Estados Unidos, las pruebas de detección de rutina de hepatitis B para los donantes de sangre comenzaron en 1971. Para la hepatitis C, las pruebas de detección más precisas comenzaron en 1992. Las pruebas de detección en otros países pueden ser diferentes.
La hepatitis B y la hepatitis C también pueden diseminarse de otras formas, como las siguientes:
El hígado es un órgano de forma triangular ubicado debajo de la caja torácica del lado derecho del cuerpo. Ayuda a eliminar los desechos de la sangre, fabrica la bilis para ayudar a digerir los alimentos, produce proteínas para la coagulación de la sangre y almacena energía para alimentar el cuerpo.
Los sobrevivientes pueden presentar riesgo de padecer hepatitis B (si recibieron transfusiones antes de 1972) y de hepatitis C (si recibieron transfusiones antes de 1993) si recibieron alguno de los productos sanguíneos indicados a continuación antes de que comenzaran las pruebas de detección de rutina para los donantes:
Algunos factores de riesgo adicionales incluyen los siguientes:
No todos los pacientes con hepatitis presentan síntomas cuando recién contraen la enfermedad. Sin embargo, los síntomas de la hepatitis pueden incluir los siguientes:
En raras ocasiones, se puede presentar insuficiencia hepática.
A veces, la hepatitis se resuelve sola y no causa problemas de salud adicionales.
Es posible que las personas que se infectaron con hepatitis B o hepatitis C cuando eran niños presenten una infección crónica. La mayoría de las personas con hepatitis crónica no presenta síntomas. Sin embargo, puede ocasionar la formación de cicatrices (cirrosis) en el hígado y otros problemas hepáticos. Los signos de daño hepático progresivo incluyen los siguientes:
Pregúntele a su proveedor de atención médica sobre sus antecedentes de transfusiones y el riesgo de presentar hepatitis.
Comparta una copia de su plan de atención del sobreviviente, que incluye un resumen del tratamiento e información sobre las transfusiones.
Un análisis de sangre puede detectar la hepatitis vírica. Un análisis de anticuerpos contra la hepatitis B o C con resultado positivo significa que la persona ha estado expuesta al virus. En estos casos pueden realizarse pruebas adicionales para verificar si hay infección activa.
Algunos pasos adicionales para mantener la salud del hígado incluyen los siguientes:
Los sobrevivientes con hepatitis B y hepatitis C deben tomar precauciones para evitar diseminar la enfermedad.
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Together no avala ningún producto de marca mencionado en este artículo.
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Revisado: Junio de 2018