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Renacer desde el cáncer: Mi viaje hacia el propósito y la sanación emocional

Isabella Giraldo Valencia durante su tratamiento de cáncer

Isabella durante su quimioterapia enfrentando el cáncer con valentía, esperanza y una sonrisa que nunca se apagó.

Próxima a cumplir muchos sueños, el cáncer llegó a mi vida — llegó para detenerme, para impulsarme, y también para transformarme.

A mis 22 años fui diagnosticada con Linfoma de Hodgkin, localizado en los ganglios de mi cuello y mediastino. Me tocó entrar a un mundo en el que jamás imaginé vivir.

Desde el primer momento, hasta recibir el diagnóstico, mi pensamiento fue claro: "No moriré de esto".

Mi tratamiento consistió en asistir al hospital una vez cada dos semanas para recibir quimioterapia: 6 ciclos y 12 sesiones que se convirtieron en los ocho meses más retadores y a la vez más llenos de conexión de mi vida.

Durante este tiempo, estudiaba mi último semestre en la facultad de Derecho y logré culminarlo con éxito.

Redefinir el proceso: del hospital a la 'fábrica de chocosos'

En el proceso, tomé una decisión que cambiaría todo: Darle un nuevo significado a mi experiencia.

Las quimioterapias ya no serían "quimios", sino "chocosos", un pastel de chocolate tradicional de Colombia, y el hospital se convirtió en "la fábrica de chocosos". Cambiar el lenguaje y el significado me permitió vivir el proceso con mayor ligereza, tanto para mí como para mis cuidadores, familia y amigos.

Vivir desde la esperanza, dar un nuevo significado a la enfermedad y a mi vida, fue una elección que hizo toda la diferencia.

Isabella dando una presentación a un grupo de personas

Isabella compartiendo herramientas para la sanación emocional y transformando su segunda oportunidad de vida en una misión de apoyo a los demás.

La vida después del tratamiento

Al final del tratamiento vino una pregunta de la que pocos hablan: ¿y ahora qué? ¿Qué hacer después de correr la maratón más importante de tu vida? Aunque me sentía desubicada, tenía la certeza de que este renacer significaba una sola cosa: vivir una vida que ame profundamente.  

El cáncer me permitió replantear todo en mi vida. Decidí construir una vida desde el amor, la autenticidad y el servicio a los demás. Hoy acompaño a quienes están iniciando, atravesando o culminando procesos retadores a nivel emocional.

Siempre me pregunté cuál era mi propósito... hasta que llegó el cáncer. Tres años después, sigo uniendo los puntos, pero sé que nada pasa por casualidad. Todo tiene una intención, aunque en su momento no podamos verla.

Isabella haciendo una presentación en clase

Isabella honrando el legado de su amigo Alejo al brindar esperanza y conexión a otras personas atravesando el cancer.

El legado de un gran amigo

Como parte de este camino, creamos el primer kit de apoyo emocional para pacientes oncológicos junto a la familia de mi gran amigo Alejandro García Méndez, Alejo, con quien compartí el proceso de tratamiento.

Aunque hoy ya no nos acompaña físicamente, su vida y su valentía siguen inspirando cada paso de esta misión. Mi amigo y yo soñábamos con crear una fundación que facilitara la ruta de acceso y posibilidades a todos los pacientes oncológicos.

En honor a Alejo, hoy escribo mi historia, que no podría ser mía sin antes recordarlo a él. El kit de apoyo emocional para pacientes oncológico ha llegado a muchos pacientes de la ciudad de Medellín, Colombia, en honor a su legado y su vida.

Transformando el dolor en una herramienta de vida

Durante mi proceso, uno de los grandes retos fue la gestión emocional. Poco después de mi remisión, comencé a explorar nuevas formas de manejar mi bienestar emocional. Encontré herramientas que, junto a las recomendaciones médicas, me ayudaron a vivir esta etapa con mayor equilibrio y consciencia.

Cuidar nuestro cuerpo, mente y espíritu es fundamental. Yo me apoyo en la alimentación consciente, la conexión con la naturaleza, el movimiento a través del baile y prácticas que fortalecen tanto mi salud física como emocional.

La actitud con la que enfrentamos la vida marca una gran diferencia. Vivir desde el amor, la gratitud y la presencia es hoy mi elección diaria.

He acompañado el proceso de sanación emocional de más de 100 personas alrededor del mundo, principalmente en Colombia, a través de mi programa Códigos de Sanación y acompañamientos personalizados. Mi propósito es brindar esperanza, herramientas prácticas y espacios de reconexión interior para que cada persona pueda transitar su proceso con mayor ligereza y fortaleza emocional.

Hoy sé que renacer es posible. Si deseas saber más sobre cómo vivo y gestiono mi vida como sobreviviente de cáncer, te invito a visitar mi cuenta de Instagram: @isabellagiraldova