Cuando lucha con la realidad de que su hijo tiene cáncer, un capellán del hospital puede ofrecerle un salvavidas en un mar agitado de emociones.
Como padre o madre, usted está mentalmente programado para cuidar y proteger a sus hijos. Un diagnóstico de cáncer arroja a los padres a un territorio desconocido, lo que crea caos y confusión. De repente, se ve forzado a depender de otros para proteger y cuidar a su hijo y a confiarles a personas que no conoce la vida de su hijo. Nadie, ni siquiera los médicos, pueden decirle con una exactitud del 100 % cuál será el resultado del tratamiento.
Esto hace que surjan preguntas universales: ¿Por qué le está pasando esto a mi hijo, a mi familia? ¿Hice algo mal? ¿Qué significa nuestro sufrimiento?
Los capellanes pueden ayudar a los padres a aceptar el hecho de que no tienen el control total, a reconciliarse con lo desconocido y a encontrar esperanza en sus circunstancias.
Los capellanes, también conocidos como especialistas en cuidados espirituales, forman parte del equipo de atención que se enfoca en el bienestar espiritual de los pacientes y sus familias.
“Espiritual” hace referencia a la necesidad humana de conectarse (con un poder superior, una comunidad o ambos) y de encontrar el sentido de las experiencias de la vida. Enterarse de que su hijo tiene cáncer es un cambio de vida importante y puede provocarle una reevaluación de su sistema de creencias. Los capellanes brindan apoyo y atención a los pacientes y sus familias, independientemente de cuál sea su fe o camino hacia la espiritualidad, incluidos aquellos que son muy religiosos, muy espirituales (pero no religiosos) o que no creen en Dios.
Los capellanes en los centros pediátricos de cáncer reciben capacitación clínica sobre las cuestiones espirituales que circundan el diagnóstico de cáncer en niños. Si bien muchos están ordenados por cuerpos religiosos específicos, los capellanes sirven a las familias independientemente de su religión, grupo de fe, raza, grupo étnico, orientación sexual, género, edad o discapacidad. Pueden encontrarse con usted en donde esté y ayudarlo a explorar el modo en que la fe y la espiritualidad pueden ser una fuente de fuerza y consuelo.
En entornos pediátricos, los capellanes pueden trabajar con los padres para brindarles educación y asesoramiento y así abordar sus preocupaciones espirituales, y las de su hijo. Lidiar con un diagnóstico de cáncer en niños es un proceso de duelo, ya que los padres están dolidos por la pérdida de su hijo sano. Incluso cuando los pacientes se curan, la experiencia del diagnóstico y el tratamiento cambia a la familia para siempre. Los capellanes también pueden apoyar a los padres mientras estos luchan con preocupaciones bioéticas al tomar decisiones difíciles en relación con el tratamiento.
Un diagnóstico de cáncer significa que las vidas de los padres cambiarán radicalmente mientras acompañan a su hijo a las citas y los tratamientos diarios, y mientras ayudan a su hijo a lidiar con los efectos secundarios, especialmente si el centro de tratamiento se encuentra alejado del hogar. Cuando cambia la salud de un familiar, toda la familia se ve afectada. Los capellanes pueden ayudarlo a identificar las fortalezas y debilidades espirituales de su familia, la historia y las maneras de sobrellevar la situación. Pueden ayudarlo a identificar personas de apoyo y a guiarlo en cómo mantener las relaciones durante los momentos de angustia.
Los capellanes también trabajan individualmente con niños, especialmente con preadolescentes y adolescentes. De hecho, los adolescentes a menudo necesitan compartir sus sentimientos y experiencias con un adulto de confianza que no sea uno de sus padres, porque temen que sus verdaderos sentimientos molesten a sus padres.
A menudo, la función principal del capellán es ser un compañero objetivo y escuchar sus pensamientos y preocupaciones sin juzgarlo. Pueden ser orientadores y ayudan a “normalizar” la experiencia del cáncer, ya que le confirman que sus pesares son un sentimiento compartido por otros que están atravesando el mismo viaje. También pueden ayudarlo a examinar cualquier pensamiento perturbador que tenga.
Los capellanes pueden orar con usted y por usted. Pueden celebrar rituales y ofrecerles los sacramentos de su fe. Pueden comunicarlo con los centros o clérigos religiosos y espirituales locales de su tradición.
Se le puede asignar un capellán al equipo de atención de su hijo. Si no está seguro, pregúntele a su enfermero o trabajador social. La mayoría de los hospitales tienen capellanes en servicio las 24 horas del día. El departamento en el que trabajan puede llamarse Atención espiritual, Atención pastoral, Capellanía o cualquier otro nombre que se relacione.
—
Revisado: Junio de 2018