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Recaída: un día a la vez

Cuando la leucemia de Lindsey regresó después de haber estado en remisión, recurrió a otros para ayudarla en los momentos difíciles: Dios, familia, amigos, personal del hospital y la comunidad en general.

Lindsey, que ahora tiene 29 años, fue diagnosticada con leucemia linfoblástica aguda cuando tenía 9 años. Tuvo una recaída del cáncer durante el primer año de la escuela secundaria. Luego, tuvo otra recaída durante la universidad y se sometió a un trasplante de células hematopoyéticas (también conocido como trasplante de médula ósea o trasplante de células madre). Desde entonces, no tiene cáncer.

“Habrá momentos difíciles durante el tratamiento contra el cáncer”, relató Lindsey. Pero los pacientes y las familias pueden encontrar fuerza mientras luchan con las tormentas de la vida.

Una paciente con un sombrero junto a un médico con un guardapolvo blanco.

“Me deprimía y tenía mis días de abatimiento, pero en general, pude rescatar muchas bendiciones de mis experiencias que me ayudaron a superar los momentos difíciles”, señaló Lindsey. “Algunos días, puedes recibir noticias que no deseas. Hay que ir un día a la vez. El día siguiente podría ser mejor. Celebra cada mejoría, sin importar qué tan pequeña pueda ser. Algunas personas se sienten abrumadas y se preguntan cómo lo lograrán. Hay muchas personas que quieren ayudarte. De alguna manera, lo imposible se vuelve posible y las cosas lentamente se acomodan”.

Familia de pie frente a un muro de hielo con chaquetas rojas iguales.

El recorrido por el cáncer le enseñó a Lindsey cosas significativas:

  • Las dificultades pueden unir a las familias: “No pueden hacerlo solos. Deben unirse como familia. Mis hermanos estuvieron para animarme. Mis padres me acompañaron en cada paso del camino. Hicimos que nuestro hogar fuera cada lugar en el que estuvimos juntos. Nos fortalecimos mucho como familia. Al día de hoy, continuamos siendo muy unidos”.
  • Mantenerse ocupado puede evitar que uno piense en sus problemas: “Sal, ve a caminar, pero no te quedes sentado en tu habitación y con mal humor. Es posible que quieras pasar tiempo solo para absorber las cosas o que haya días que te sientas deprimido. Eso es perfectamente normal. Pero intenta no quedarte en la cama y estar de mal humor todos los días, porque solo te sentirás peor”.

    “Es posible que el hospital tenga muchas actividades para una variedad de intereses. Los especialistas en vida infantil pueden ayudar. Es posible que tengas que ser creativo para buscar actividades que se adapten a tu situación, pero aún es posible divertirse en el hospital”, destacó Lindsay. “Desarrolla nuevos pasatiempos e intereses. Decora tu habitación del hospital para sentirte como en casa, juega e invita a amigos para que te hagan compañía”.
  • Acercarse a otras personas en el hospital: “Conocí a muchos otros niños de todas las edades en el hospital con los que generé un vínculo”, contó Lindsey. “Otros pacientes y familias pueden verse reflejados con tus sentimientos. Juntos, todos pueden apoyarse y fortalecerse entre sí. Puedes ser una alegría para otra persona que lo necesita, y otra persona puede animarte en un día malo. La mayoría de los hospitales tiene actividades para diferentes grupos etarios como preadolescentes, adolescentes y adultos jóvenes. Aprovecha estas actividades, ya que son una oportunidad maravillosa de conocer a otros niños en una situación similar”.

Lindsey se hizo amiga de una niña de 5 años mientras estaba en la unidad de trasplantes.

“Nos encontrábamos en los pasillos y caminábamos juntas”, relató Lindsey. “Yo tenía 19 años y ella 5 años, pero la diferencia de edad no importaba. Nos animábamos la una a la otra. Muchas veces, su mamá la levantaba hasta la ventana de mi puerta, para que ella pudiera verme. Ver su rostro y que me salude desde el otro lado de la puerta iluminaba mi día”.

  • Las personas de tu comunidad quieren ayudar: “Hay mucho apoyo”, afirmó Lindsay. “Es solo cuestión de verlo”. Dígales a sus familiares y amigos lo que necesita, como comidas, cuidado de niños o que alguien realice los recados o la limpieza. Las personas quieren ayudar y es más fácil para ellas si saben qué es lo más necesario. Para un padre, es más fácil tener a alguien cercano a quién acudir, que pueda coordinar ofertas de ayuda para su familia.
  • No te preocupes demasiado si pierdes el cabello: “Cuando las personas ven que estás calvo, saben que te pasa algo”, señaló Lindsey. “Considéralo un distintivo de coraje. Eres un guerrero. Si bien es difícil verlo en ese momento, la pérdida de cabello es solo temporaria.

Puedes conseguir pelucas de muchos colores y estilos diferentes. Según lo que elijas, puedes escoger un aspecto completamente diferente.

“No muchas personas pueden cambiar su cabello tan rápidamente, según su humor o el atuendo del día”, contó Lindsey.

La paciente de adulta, junto a su esposo. Cada uno de ellos sostiene a una de sus hijas gemelas.

Lindsey es ahora enfermera de oncología. Se casó y es madre de dos gemelas de 20 meses. Al momento de escribir esto, está embarazada de su tercer hijo.

“No tenemos garantía de lo que sucederá al día siguiente, ni siquiera como personas perfectamente saludables”, afirmó Lindsey. “Crea recuerdos todos los días, de modo que puedas mirar atrás y ver alegría en todo el recorrido. Seguro que habrá días difíciles y tristes mientras realizas el tratamiento. Pero vive de manera que puedas mirar la experiencia como un todo y puedas ver bendiciones en el camino, más allá del resultado”.

Lindsey recibió este poema sobre una placa cuando la diagnosticaron por primera vez.

Lo que el cáncer no puede hacer

Autor desconocido

El cáncer es muy limitado...
No puede paralizar el amor.
No puede destrozar la esperanza.
No puede corroer la fe.
No puede carcomer la paz.
No puede destruir la confianza.
No puede matar la amistad.
No puede bloquear los recuerdos.
No puede silenciar el coraje.
No puede reducir la vida eterna.
No puede aplacar el espíritu.

 


Revisado: diciembre de 2018