La noticia sacudió a la familia de Evan inesperadamente.
Unos 4 años después de que Evan, ahora de 20 años, fuera diagnosticado con osteosarcoma, la familia volvió al hospital en 2017 para otra consulta de seguimiento. Los controles anteriores no habían revelado evidencia de cáncer. Sin embargo, en esta consulta se enteraron de que el cáncer había tenido una recaída (regresado), esta vez en los pulmones de Evan. También había desarrollado un segundo cáncer, leucemia mieloide aguda.
Si bien la noticia del cáncer fue devastadora la primera vez, las palabras calaron más hondo la segunda vez que la familia las escuchó.
“Cuando escuchas que tu hijo tiene cáncer, es como recibir una patada en el estómago”, expresó el padre de Evan, Tim. “Cuando lo escuchas por segunda vez, sientes las mismas emociones de nuevo. La segunda vez es más difícil”.
Evan fue diagnosticado con osteosarcoma en la pierna izquierda en mayo de 2012. Tenía 13 años. Se sometió a quimioterapia para reducir el tamaño del tumor. Después, los cirujanos le extirparon lo que quedaba del tumor en la pierna, un procedimiento conocido como cirugía para preservar las extremidades. Se graduó de la escuela secundaria. Comenzó la universidad con planes de seguir una carrera en enfermería.
Cuando el cáncer volvió, Evan respondió con la defensa más poderosa que se le ocurrió: una actitud positiva.
“Ser positivo es la mejor arma”, afirma Evan. “Ya había pasado por lo mismo. Sabía a lo que me enfrentaba. A la vez, no es tan difícil. La primera vez no conocía a nadie. La segunda vez, conocía al personal. Algunas de las mismas familias todavía estaban allí. Teníamos un sistema de apoyo en funcionamiento”.
La segunda vez, recibió quimioterapia seguida de un trasplante de células hematopoyéticas (también conocido como trasplante de médula ósea o trasplante de células madre). Este tratamiento requiere de muchas semanas en el hospital y un período de recuperación prolongado después del alta.
Para Cindy, la madre de Evan, la posibilidad de enfrentarse de nuevo al cáncer fue desalentadora.
“Respiras profundamente después de 4 años”, relató Cindy. “Y luego ‘boom’, no solo ha vuelto el osteosarcoma, sino que tiene leucemia y necesita un trasplante. Regresan todas las emociones que uno siente que habían desaparecido. Enterarse de que tu hijo tiene cáncer es lo peor que uno puede escuchar sobre su hijo. Escucharlo una vez es malo. Escucharlo dos veces... no sé si hay palabras que puedan explicarlo”.
Al principio, quería ser reservada y evitar hacer nuevos amigos en el hospital. Pensó que sería más fácil de ese modo.
Pero Cindy pronto aprendió que ganaba fuerzas a través de su fe y en su conexión con los demás. La iglesia y el pastor de la familia les brindaron el apoyo que tanto necesitaban. Las personas les enviaban paquetes de regalos que significaron muchísimo. Valoró las amistades que la familia hizo con los miembros del equipo de atención médica y las otras familias que estaban atravesando experiencias similares.
“Formas lazos, relaciones y apoyo”, afirmó Cindy. “No te cierres”.
Evan recomienda siempre ver el lado bueno de cada situación.
“Sin importar lo que depare el día”, contó Evan. “Elige encontrar algo positivo”.
—
Revisado: octubre de 2018