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Mitos y hechos sobre los audífonos

Mito: los audífonos permitirán a mi hijo(a) oír de forma “normal”."
Hecho: los audífonos no restauran la audición a la normalidad y no pueden curar la pérdida de la audición. Pueden mejorar las capacidades de audición y la calidad de vida de su hijo(a). El oído humano es un sistema complejo con miles de terminaciones nerviosas. Un audífono no puede proporcionar el mismo nivel de precisión que el oído normal.  

 

Mito: un audífono dañará la audición de mi hijo(a). 
Hecho: un audífono no dañará la audición de su hijo(a) siempre y cuando se ajuste correctamente, se mantenga bien y se use de manera adecuada. Un audífono sirve específicamente para la pérdida de la audición de su hijo(a). 

 

Mito: la pérdida de la audición de mi hijo(a) no es lo suficientemente grave como para utilizar un audífono. 
Hecho: la audición es importante para el habla, el aprendizaje y el desarrollo del niño. Si su hijo(a) tiene pérdida de la audición, esto puede afectar la forma en que las personas se relacionan con él y cómo se siente consigo mismo. Su audiólogo trabajará con usted para encontrar el mejor audífono para su hijo(a). Su audiólogo querrá conocer las actividades auditivas habituales de su hijo(a): en el hogar con su familia, en la escuela y en su vida diaria. Lo más importante es que un audífono se adapte a las necesidades de su hijo(a).   

 

Mito: los audífonos más pequeños son los mejores. 
Hecho: existen varios tipos de audífonos. Lo más importante es que un audífono se adapte a la pérdida de la audición y las necesidades auditivas de su hijo(a). El hecho de que un amigo o familiar utilice un dispositivo determinado no significa que ese diseño sea el mejor para su hijo(a). No todos pueden usar los audífonos más pequeños. Los audífonos retroauriculares o detrás de la oreja (BTE, por sus siglas en inglés) son el tipo más común de audífono que se utiliza con bebés y niños.  

 

Mito: los audífonos solucionarán todos los problemas de comunicación. 
Hecho: los audífonos son de gran ayuda, pero es posible que su hijo(a) aún tenga problemas en áreas ruidosas, como entre la multitud y en los restaurantes. Los audífonos no son perfectos, pero ayudan a oír sonidos más suaves, escuchar mejor cuando hay ruido de fondo y comprender mejor el habla. Junto con sus audífonos, le recomendamos que fomente buenas estrategias de audición: haga que su hijo(a) mire la cara del hablante y reduzca su distancia con el hablante. 

 

Mito: a su hijo(a) le gustarán los nuevos audífonos el día que los reciba. 
Hecho: es posible que a su hijo(a) le gusten o no los audífonos cuando los reciba por primera vez. Con los audífonos oirá algunos sonidos que no ha escuchado antes o sonidos que no ha escuchado en mucho tiempo. Al principio, el ruido de fondo puede parecerle fuerte y molesto. Es probable que su propia voz le suene más fuerte. Adaptarse a los audífonos puede tomar varias semanas. Haga que su hijo(a) comience a utilizarlos por unas pocas horas a la vez en situaciones tranquilas. Un buen lugar para empezar es en el hogar con la televisión o con una sola persona en la habitación. 

 

Mito: la audición de mi hijo(a) empeorará porque sus oídos dependerán de los audífonos. 
Hecho: la audición de su hijo(a) no empeorará con el uso de un audífono debidamente ajustado. Los audífonos proporcionan a los oídos un sonido que, de otra manera, no se escucharía sin los audífonos. Sin un audífono, los oídos no perciben los sonidos que solían percibir, y el cerebro “olvida” cómo eran esos sonidos. Es importante que su hijo(a) estimule sus oídos y cerebro con sonidos.   

Si su hijo(a) perdió la audición gradualmente, es probable que no haya notado una gran diferencia de un día para otro. Una vez que se acostumbre a oír bien con un audífono, notará una diferencia significativa cuando se lo quite. 

Adaptado de los materiales de la Asociación Americana del Habla, Lenguaje y Audición (www.ASHA.org). 

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Revisado: septiembre de 2022