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Espiritualidad: Conexión y vida

Una mama gaviota mantiene a sus polluelos a salvo durante una tormenta, mostrando cómo puede existir paz incluso en medio del caos.

Una mama gaviota mantiene a sus polluelos a salvo durante una tormenta, mostrando cómo puede existir paz incluso en medio del caos.

Érase una vez un rey que ofreció a los artistas de su imperio una gran recompensa a quien pudiera pintar la paz. Se presentaron miles de obras, pero la que el rey escogió mostraba una tormenta marítima enorme, con rayos, lluvia espesa, vientos huracanados y olas que golpeaban con furia un acantilado. En una pequeña esquina del cuadro, había un hueco diminuto, y dentro de él, una mamá gaviota se resguardaba en completa paz con sus polluelos.

Esta imagen de paz en medio de la tormenta es una que llevo conmigo en mi trabajo como consejero espiritual clínico, acompañando a niños con cáncer y a sus familias. Cuando se recibe un diagnóstico como este, es como si una tormenta gigantesca apareciera de la nada. De repente, la vida se llena de nombres nuevos, visitas al hospital, procedimientos y medicamentos con nombres extraños. La seguridad de la rutina se pierde en medio del caos.

Es precisamente en esos momentos de caos y dolor cuando necesitamos buscar espacios sagrados que nos conecten con algo más grande que nosotros. En medio de la tormenta, la espiritualidad puede ayudarnos a encontrar paz y claridad. 

Una mano se acerca con suavidad a unas flores, recordándonos la importancia de ir despacio, conectar con la naturaleza y cuidar nuestra paz interior.

Una mano se acerca con suavidad a unas flores, recordándonos la importancia de ir despacio, conectar con la naturaleza y cuidar nuestra paz interior.

¿Qué es la espiritualidad?

La espiritualidad es todo aquello que da sentido y propósito a nuestra vida. Para algunas personas, se relaciona con Dios y con lo sagrado. Para otras, se encuentra en la familia, la naturaleza o el amor. Cada uno vive la espiritualidad a su manera.

En lo personal, me gusta pensar que la espiritualidad es la capacidad de llorar profundamente por lo que se ha perdido, mientras seguimos amando la vida con todo el corazón. Esta es una idea inspiradora que he aprendido de pensadores contemporáneos que exploran el duelo como una forma de alabanza a lo vivido.

Desde esta perspectiva, alimentar nuestra espiritualidad es esencial. Lo hacemos cuando buscamos en nuestro día a día esas cosas que vale la pena amar, lo que nos da fuerza para dar un paso más. También lo hacemos cuando encontramos esos rinconcitos de paz en medio del vendaval.

Cuidarte también es espiritualidad

El primer paso para nutrir tu espiritualidad es conectarte contigo mismo. Como padre o cuidador, es normal que pongas las necesidades de tu hijo primero. Pero recuerda: no puedes cuidar bien de alguien si tú estás agotado.  

Aprovecha los respiros para comer, descansar, caminar, meditar, leer, tomarte un café o ver a un amigo. Estas pausas no son un lujo, son una necesidad. Te ayudarán a tener la energía, el enfoque y la fortaleza espiritual para tomar decisiones y acompañar a tu hijo en días difíciles. 

Personas distintas se unen para brindar cuidado y consuelo, recordándonos que no tenemos que enfrentar los desafíos solos.

Personas distintas se unen para brindar cuidado y consuelo, recordándonos que no tenemos que enfrentar los desafíos solos.

La importancia de la red de apoyo

Otra fuente de apoyo espiritual son las personas que nos traen paz con su presencia. A veces son familiares, otras veces amigos, colegas, o incluso personas desconocidas que aparecen en los momentos más duros. Lo importante es que, junto a ellas, nos sentimos menos solos.

No olvides que también cuentas con el equipo médico y de apoyo. Ellos han acompañado a familias como la tuya. Con su experiencia, compromiso y presencia, pueden convertirse en una red de apoyo clave durante la tormenta.

La relación con lo sagrado

Para algunas personas, la espiritualidad está profundamente conectada con Dios. A veces, en medio de la dificultad, nos sentimos más cercanos a Dios. Otras veces, podemos sentir que nos abandonó. Es normal sentir tristeza, inseguridad o rabia.

A veces pensamos, “si tuviera verdadera fe en que todo va a salir bien, no tendría miedo, ni estaría preocupado”. Estas emociones no son señales de debilidad, sino parte del camino espiritual. 

En mis momentos más difíciles, me han acompañado estas palabras del poeta Tagore:

        “De noche, cuando los vientos son crueles,
        mi fe tiembla como la llama de una lámpara.
        Aun así, sé que Tú estás cerca.”

La práctica de la gratitud

Aunque no podemos controlar la dirección del viento, si podemos buscar momentos de luz, paz y de conexión. Una forma de hacerlo es con la práctica de la gratitud.

Te invito a probar este ejercicio una vez por semana:

  • Tómate 30 min para pensar en tres cosas por las cuales te sientas agradecido.
  • Presta atención a las personas: ¿Quién te hizo sentir bien esta semana? ¿Cómo puedes demostrarle tu gratitud?
  • Recuerda las pequeñas sorpresas: ¿Pasó algo inesperado que te alegró el día?
  • Escribe lo que sentiste: ¿Qué emoción surgió? ¿Dónde la sentiste en tu cuerpo?

Mi esperanza es que las bendiciones de vida, salud y paz los acompañen hasta que la tormenta se disipe y el sol brille de nuevo con su luz generosa de salud y abundancia.

Que así sea. Amén.